domingo, 4 de septiembre de 2011

Reacción (alerta de espoilers).



Lo primero que pienso cuando empieza es: “¡Ey, hola, Boromir!”

Sean Bean y un caballo. Probablemente acaban de discutir.

Pero no, no es el Señor de los Anillos. Aunque la principal diferencia entre los personajes sea que el tal señor Eddard (como Edward pero mal escrito) Stark luce sobre sus fuertes hombros (esculpidos a fuerza de pasear por la Tierra Media) lo que parece un oso de cuatrocientos kilos.

La historia se gana mi simpatía cuando aparece la primera cabeza cortada, pero la cosa es que, a lo largo de la hora que dura, hay más rebanamientos* de yugular de los que puedo contar. Y eso desconcierta. ¿Qué intentan decirnos?

Aunque, en mi modesta opinión, aparecen demasiadas tetas, los creadores tienen consideración con nosotros, los amantes de un buen semental hipermusculado y potencialmente abusivo, y añaden esto:

Viólame con dulzura.
 
(Y además tiene el pelo largo. ¿Qué más quieres?)

Añada una pizca de sodomía y una cucharada sopera de intento de asesinato a un niño y el resultado es el primer episodio de Juego de Tronos.

Mola.

Mucho.

Ah, y los paisajes, son increíblemente preciosos.


Melodía en mi cabeza: Esta canción.
Comida en mi estómago: Tortitas americanas, porque son muy sanas. Y me gustan los pareados.

Imagen en mi retina: ¿Qué clase de pregunta es esa? Por dios, mira la imagen de arriba y dime si tú puedes pensar en otra cosa.



*Según el DRAE, rebanamiento no existe. Que se jodan, no haber incluido almóndiga.

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